En La Barra, una de las playas de Buenaventura, se ve y se siente de todo un poco, la sensación de calor que hay desde que llegas a Buenaventura y que va aumentando a medida que se avanza en el camino y el mar como espejo del cielo, te da una sensación de libertad.

Al llegar a La Barra te encuentras  con gente cálida que ofrece servicios de alimentación y  hospedaje, pues este hace parte de su sustento, otra de las principales fuentes de sustento era la pesca; el pescado tal vez en muchas ocasiones los habría salvado del hambre al ser consumido o vendido, pero hoy no tienen pescado ni pa’ ellos, es triste que haya pescadores sin pescado. Como es triste que haya comunidades nativas sin tierra.

Nuestra madre tierra nos da lo necesario para vivir, pero la sed de riquezas materiales ha hecho que no la miremos como la madre que es, esta sed, hace que la miremos como una mercancía, es por eso que incansablemente escarbamos en su piel a ver que encontramos para vender y como sabemos que es buena madre derrochamos millones y millones de litros de agua porque pensamos que ella siempre la tendrá para nosotros.

De manera irresponsable e inconsciente día por día le causamos daño a nuestra madre tierra, una mujer que de sus entrañas nos regala incansablemente los alimentos, el agua, la vida como buena madre está al pendiente de nosotros sus hijos e hijas, nos perdona los malos actos y a grito nos pide que la cuidemos, que no la lastimemos más y a esto  nosotros nos hacemos los ciegos y los sordos,  y de tanto hacernos parece que ya nos quedamos así.

El consumismo en el que estamos sumergidos nos lleva a comprar y tirar cosas que no necesitamos para reemplazarlas por productos que nuestra ceguera hace que se conviertan en indispensables. Vamos caminando ensuciando nuestra casa, tiramos incansablemente papeles, botellas…, infinidad de basuras a las calles y a los ríos; la ensuciamos y la vendemos por pedacitos y pedazotes.

La hemos vendido a hidroeléctricas, a multinacionales extractivas, la hemos vendido a la industria de monocultivos y otra cantidad de empresas multinacionales que se enriquecen empobreciéndonos. ¿La hemos vendido o regalado?
A causa de esto hoy nos quejamos dizque por el fenómeno del niño, idea que tontamente nos venden los medios masivos de comunicación a través de comerciales patrocinados por los malos gobiernos donde descaradamente le piden al pueblo colombiano ‘’ahorrar agua’’, nos piden ser consientes en el uso del preciado líquido sin mencionar que toda el agua es para las multinacionales.

Al gobierno no le importa la miseria que vive la comunidad Wayú, que se muere de desnutrición y de sed, ni mucho menos la que vive la comunidad Afrodesendiente de Buenaventura- valle del Cauca , ni siquiera ha de saber de ellas.

La Comunidad Afrodesendiente que vive del turismo y que a pesar de vivir en uno de los principales puertos del país, se sumerge en la pobreza que los rodean, viven con el miedo del paramilitarismo y como si fuera poco con el miedo de que la marea  se les lleve lo poco y nada que les queda, a esto se le suma los malos gobiernos que como su democracia dice: prometen y no cumplen.

Esta comunidad afro, tristemente vive bajo el miedo de que la marea se los coma, como lo ha hecho en estos últimos tres años, donde ésta se ha llevado gran parte de la playa, haciendo que la comunidad tenga que correr sus casas, a esta problemática se le suma la falta de agua, que al igual que el pescado, no tienen ni pa’ ellos, es triste ver la cantidad de agua que los rodea y no poder consumirla y que la única que se puede consumir es la que cae del cielo y otra que quién diablos sabe de dónde la sacan.

Muchos van a hacer turismo, a disfrutar de la playa, brisa y mar, a disfrutar de la comida, derrochan el agua, sin conocer el trabajo para conseguirla, simplemente porque desde la comodidad de nuestros hogares nos hemos acostumbrado a abrir la llave y por ello no nos tomamos unos minutitos para conocer una realidad diferente a la nuestra, o no diferente, porque son las mismas realidades de olvido y desamparo estatal, pero en este lugar es más notorio y notorio porque a pesar de ser un lugar donde se mueve el dinero es uno de los más pobres. ¿Sería esta la razón por la que la Alianza del Pacifico se firmó en Cartagena y no en Buenaventura?

Aun así esta comunidad continúa en sus playas, en su mar; su gente cálida como el sol que los cobija, sin importar el momento, está dispuesta a enseñar a quienes quieran sus conocimientos, desde prender el fogón, hasta pelar un coco. Gente que con poco conoce más cosas de la vida que quienes tenemos un poco más que ellos.
La necesidad de tierra ya no solo es de los pueblos nativos, es una necesidad de todas y todos los que habitamos sobre ella, debemos sumarnos a las mingas de liberación de la madre tierra, debemos tomar conciencia del daño que le causamos a ella. Hoy se intensifica el Calor, escasea el agua y decimos que es por el fenómeno del niño, pero no nos damos cuenta de que este es un fenómeno que crece porque nosotros lo estamos alimentando y que está llegando a unos lugares más fuertes que a otros.

La gente de La Barra continúa esperando a nuevos o a los mismos turistas, para ofrecer nuevamente lo poco que tienen, mientras no sean devorados por la mar. Mientras nosotros continuamos sumándonos y sumándolos a las mingas de liberación y de defensa de la vida para que podamos seguir disfrutando de los mágicos lugares que nos regala nuestra madre tierra.  

Tejido Comunicación -Acin