El 13 de Junio de 2011, el Gobernador del Cabildo de Cerro Tijeras, Enrique Guetio, invitó a la comunidad a un recorrido por la mina del Danubio, en la vereda de El Diviso, Municipio de Suarez.

La Mina del Danubio existe desde hace más de 100 años, según asegura su dueño. Se trata de técnicas artesanales, de túneles subterráneos de donde los mineros sacan las materias primarias para procesarlas en el sitio.

Esta mina suscita inquietudes por parte de la comunidad desde que el dueño quiso aumentar la producción de la mina por medio de nuevas estructuras y técnicas de extracción, lo que puede causar nuevos daños al medio-ambiente y a la comunidad. Con el fin de entender los riesgos, escuchar a la comunidad y a los diferentes actores del proyecto así como analizar los componentes y los impactos del proyecto.  Las autoridades decidieron recorrer los dichos sitios, con el acompañamiento de los tejidos Económico-Ambiental y de Comunicación de la ACIN.  Antes de arrancar, el Gobernador planteó el objetivo de la visita como una manera de “aclarar los planes” y “dejar expresar a la comunidad”, de allí recordó que el movimiento indígena está en contra de la minería a gran escala y no permitirá que este proyecto cause aun más daños a la comunidad.

En seguida, Don Alonzo, el dueño del terreno de la mina del Danubio, escoltado por un ingeniero en minería y por el señor inversionista  en el proyecto, expuso la situación de su negocio. En breve, explicó tener el título minero del gobierno del Cauca hace 2 años, lo que le permitiera “generar recursos por medio de los impuestos pagados por la empresa y así re-invertir en la comunidad”. “Queremos generar desarrollo, crear empleos” clama Don ALonzo, “queremos cumplir con las normas del estado y garantizar los derechos de los trabajadores”. En frente de las cincuenta personas reunidas, añade: “no tenemos ninguno enlace con las firmas multinacionales”, al contrario este proceso es “para blindarse contra las multinacionales”, antes de precisar “nosotros no andamos con una sola arma”.

Pero, por eso se necesitan nuevas estructuras, y ahí tocamos precisamente el punto crítico: los empresarios proyectan construir una vía conectando la mina con la vereda de El Diviso, con el fin de transportar la materia preciosa hacia otro lugar de transformación, en Buenos Aires, Cauca. “Lo que beneficiará a las demás fincas ubicadas cerca de la vía.” avanza el minero, con un tono un poco paternalista.

Don Alonzo tiene su discurso bien preparado, sudando debajo de su sombrero, habla y gesticula en perfecto actor. Al momento oportuno, introduce sus protagonistas claves : 1) el técnico, el cual explica, en un lenguaje incomprensible para las personas del común, las maravillas de la minería artesanal “que no usa químicos” y el carácter respetuoso del proyecto (reforestación,…), hecho “con todos” ; 2) el inversionista, patrón de la mina de Buenos Aires y “hombre-recursos”, quien muestra que tan bueno es como patrón para sus queridos empleados ; 3) unos comuneros bien escogido: “¡que hablen !” pide el director. Y apuntando a uno dice: “¿tú qué opinas?”. El hombre expresa su satisfacción, como trabajador de la mina, frente a las promesas de garantías para los trabajadores. El segundo en la lista se dice contento en encontrar la oportunidad de desarrollar sus propias minas, el tercero habla de los beneficios de la nueva vía para los campesinos de la zona.

Pero una obra nunca es perfecta, y unos comuneros y presidentes de juntas comunales se arriesgan   a emitir opiniones contrarias. Estos se dicen preocupados por el futuro de sus hijos, hablando de la contaminación y de las consecuencias que podrían traer estas estructuras, rompiendo con el equilibro del ecosistema. Pero Don Alonzo pretende acabar con estos comentarios (entender estos chismes) que denigran su negocio.

Por fin, arrancamos con el recorrido, caminando por el sendero por lo cual pasará la futura vía. El dicho sendero corre a lo largo del filo de las colinas, lomas tras loma deja contemplar el paisaje imponente y silencioso de las montañas de la cordillera occidental. Al ver estos potreros verdes, estos bosques adaptándose a los relieves de las montañas, quién diría que las rocas escondidas en el vientre de Mamá Kiwe (Madre Tierra) son las que dan base a nuestro orden económico mundial. Pues el Municipio de Suarez rebosa oro y sigue atrayendo a los más ávidos de metal precioso, así como a los más pobres en búsqueda de una mejor situación económica.

Durante el recorrido y hasta la llegada a la mina, los dueños y el ingeniero nos explican el contenido del proyecto. Sin embargo, entendemos realmente lo que sucede cuando se arma un debate entre todos, sentados al lado del molino de oro. La técnica de explotación utilizada hasta ahora permite solo la extracción del 60% del oro presente en la roca. La idea es, entonces, mandar la arena hacia Buenos Aires para poder sacar los 100% del oro. La vía construida medirá 4 metros de ancho y contará con un talud de protección contra las aguas en la parte derecha (¿qué pasará con la parte izquierda?). El proyecto representa 500 millones de pesos – lo que incluye también la compra de maquinaria para proceder al transporte del oro – financiado por recursos privados y créditos, y pasará de 15 mineros a unos 50.

Podemos ahora exponer las dudas y opiniones expresadas por la comunidad. En primer lugar, los empresarios hablan de desarrollo. ¿Pero qué tipo de desarrollo? ¿Quién garantiza que el estado va realmente a invertir los impuestos, generados por la mina del Danubio, a favor de la comunidad? Tampoco tenemos un estudio que pruebe que la vía no va a provocar derrumbes y volver estériles las tierras cercanas. ¿Será un desarrollo para la colectividad seguir chupando aun más la sangre de las venas abiertas de Mamá Kiwe? O un desarrollo de los bolsillos de unos al detrimento de los demás…

En segundo lugar, escuchamos las preocupaciones de los vecinos del dicho minero. Ellos tienen miedo de las consecuencias de la explotación subterránea: cuando uno sabe que los túneles cavados hacen más de 100 metros de largo, ¿qué pasará si estos túneles se expanden debajo de los predios vecinos, debilitándolos? También sabemos que la carpa subterránea está compuesta de 90% de agua,  lo que obliga a los mineros a desviar las aguas para sacarlas de los túneles. Ante este hecho, un vecino se pregunta si estas técnicas no van a dejar sus tierras secas, privadas de las fuentes naturales de agua. Así mismo, el campesino nos cuenta que ya están explotando minas en su propia finca, sin ninguna autorización. Lo que no nos sorprende ya que el Señor Alonzo solicitó el título minero al estado, incluso “inmediatamente”  las fincas de sus vecinos en las concesiones.

En cuanto a la seguridad y la salud de los trabajadores, dudamos de la voluntad de “dignificar el trabajo del minero” cuando vemos la estrechez de los túneles donde entran los mineros, su humedad constante y los riesgos de hundimiento. Se pueden observar enfermedades de la piel en el equipo minero, y ya sabemos que la esperanza de vida de un minero varía entre 45 y 55 años.
Además, si los mineros dicen no usar químicos, los comuneros tienen reservas: se dice que si almacenan la arena en estanques es para echar cianuro. También la roca extraída podría tener substancias tóxicas y se diseminarían en el ambiente. 

En cuarto lugar, es necesario aclarar un punto: ¡la minería artesanal no es ecológica! No respeta al medio-ambiente y menos a los trabajadores. Lo demuestran los pendientes heridos por los derrumbes, donde han cavado unos túneles mineros. Donde el minero hace su hueco ya no crece nada. La mina del Danubio ya ha hecho muchos daños.

A pesar de todo, Don Alonzo insiste en firmar en el momento los documentos autorizando la vía: “que los que nos están de acuerdo lo digan ya, sino firmamos”. El Gobernador Enrique Guetio, opina diferente: no se trata de decidir en esta ocasión y no se dejarán presionar por los empresarios. Las autoridades piden un plan de manejo ambiental para analizar, con una peritaje, los impactos del proyecto y decidir con la comunidad si se acepta o no. También se quiere consultar a la ACIN y al tejido Económico-Ambiental. Los dueños de las fincas vecinas, por su lado, quieren que Don Alonzo se comprometa a no afectar sus propiedades.

En último, podemos emitir unas inquietudes sobre la durabilidad del proyecto: una inversión financiada por préstamos implica un análisis económico muy sólido. Según Mauricio Yeronimes, de la Casa del pensamiento, las pequeñas minerías, si tienen bases de financiación débiles, se quiebran o buscan a vender por estar endeudadas. Ahí las firmas multinacionales están al acecho de las primeras fallas y son las que compran y se comen a los pequeños. Luego, son las que traen las máquinas y empiezan la explotación a gran escala… y la comunidad ya no puede decir nada, no puede contestar.

Entre daños ambientales inmediatos y estrategias capitalistas, tenemos que “pensar en el mañana”, como lo señalan los comuneros. “Tiene que ser una decisión muy bien tomada” concluye el Gobernador. Una reflexión con tiempo…. un tiempo que tome en cuenta el de Mamá Kiwe, un tiempo milenario.

Tejido de Comunicación ACIN